05 octubre 2006

CALIFATO DE CÓRDOBA


El ÚLTIMO CALIFA OMEYA: Cumbre y ruina del Califato de Córdoba.



Hixam III, bisnieto de Abderramán III, fue el último califa cordobés. Había nacido en 975, y fue proclamado califa en 1027 por los cordobeses cuando se encontraba en Alpuente refugiado desde la muerte de su hermano. Ha pasado a la historia con el título califal de al-Mutadd ib-Allah (“el Considerado por Dios”), e hizo su entrada en la capital cordobesa en diciembre de 1029, con un cortejo más bien pobre que causó muy mala impresión entre la gente importante de la ciudad. Si añadimos que sus primeros actos de gobierno no fueron acertados todo ello provocó un descontento general en aquella Córdoba, que ponía ya en evidencia la ruina del califato.
Designó como gran visir a un ambicioso tejedor (Hakam ibn Said), que pronto acapara el poder, generando la protesta general sobre todo de los alfaquíes.
Se produjo un alzamiento popular encabezado por otro príncipe omeya, Umayya, tataranieto de Abderramán III. Los alzados asesinan al gran visir (Hakam ibn Said), mientras los visires y notables controlan rápidamente la situación, deponiendo al califa Hixam III el 30 de noviembre de 1031. La dinastía había llegado a su fin. Hixam III se refugió en Lérida, perteneciente a la taifa de Zaragoza, donde murió en 1036.

Pero la historia de Califato había empezado un siglo antes, cuando Abderramán III se proclamó califa en 929, compitiendo así con los califas fatimíes. Abderramán III fue el mejor califa, un hombre de enorme pujanza y que consolidó el califato. Le sucede su hijo al-Hakam II, califa que siguió los pasos de su padre en la buena administración del califato, además de ser un hombre de ciencia: su biblioteca de Córdoba era famosa en oriente y occidente.

Durante la minoría de edad del califa Hixam II, se hace cargo del poder su valido el famoso Almanzor, que tantos estragos hiciera entre los reinos cristianos del norte peninsular. Murió, Almanzor, en 1002, a consecuencia de las heridas sufridas en la batalla de Calatañazor. Le suceden sus dos hijos que siguieron ostentando el poder, manteniendo en la sombra al califa, pero que no supieron paliar la situación grave que se avecinaba. El segundo de los hijos de Almanzor, Sanchuelo, intentó arrancar al califa su designación como heredero al Califato, hecho que agravó la reacción de los legitimistas omeyas, produciéndose un golpe de estado en el que Sanchuelo fue asesinado, destronado Hixam II y proclamado otro omeya, Al-Madhi, como califa en 1009. Supuso el principio de la agonía dinástica y de la ruptura territorial de al-Andalus.

Se produce una guerra civil que sacude a todo el país y en esta situación de descontrol el territorio se desgaja en más de una treintena de taifas, controladas por clanes o familias. La anarquía era la tónica dominante y las luchas entre las distintas taifas permanentes durante el s. XI, hasta que los almorávides emprendieron la reunificación. Las taifas también contrataron mercenarios cristianos para mantener la defensa de su territorio.
Los omeyas alcanzaron la cima del califato a comienzos del s. X, cuando Abderramán III se proclamó Califa en el 929. El califato apenas duró 100 años, y durante ese tiempo alternaron tiempos espléndidos, de riqueza, de lujo, de refinamiento, de cultura, con otros de decadencia, de malos gobiernos, de envidias, de guerras civiles que anunciaban, ya, el fin del califato.

CALIFAS OMEYAS DE AL-ANDALUS

Abderramán III ( 929/961)
Al-Hakam II (961/976)
Hixam II (976/1009; 1010/1013)
Al-Madhi (1009/1010;1013)
Sulayman (1009/1013; 1016)
Abdarramán IV (1018)
Abdarramán V (1023/1024)
Al-Mustakfi (1024/1025)
Hixam III (1029/1031)

http://www.youtube.com/watch?v=5HqXdTxnEnM